VIVENCIA SOBRE EL RETIRO COMO PREPARACIÓN A LA PRIMERA PROFESIÓN.
RETIRO DE PREPARACIÓN A LA PROFESION TEMPORAL – VIVENCIA
Partiendo desde lo que somos, lo que vivimos y lo que vamos a hacer; se desarrollaron los días de retiro de preparación a la Profesión temporal, acogiendo la acción del Espíritu, que genera vida dentro de nuestra propia realidad.
Profundizamos en los valores propios del Carisma, lo que movió al Padre Fundador Luis Amigó a hacer vida la experiencia del Espíritu, trabajando por aquellos que tanto lo necesitaban “los pobres”. Centrando con toda verdad y fidelidad nuestra espiritualidad en la persona de Jesús.
Fue admirable percibir ¡Cuánta presencia, apertura, espiritualidad, oración y compasión vivió el Padre fundador, lo que nos llevó a sentir que vale la pena seguir al Señor en este estilo de vida!
Agradecemos a las hermanas Rosalba Gómez Duque, tercera consejera provincial y Sylvia Yolanda Muñoz Muñoz, maestra de junioras que nos acompañaron en el retiro de preparación.
CELEBRACIÓN DE LA PROFESION
En el gran día de la celebración y vivencia de la Profesión, hay alegría, pero sobre todo consciencia en la respuesta a Dios en la Consagración con todo lo que ha implicado el proceso de discernimiento y las exigencias que han permitido optar en total libertad por el proyecto de Dios.
En medio de la realidad que contemplamos continuamos la tarea de dejarnos acompañar por aquel que nos ha llamado, viviendo con sinceridad en el caminar del día a día.
Hacer la profesión en la fiesta de la transfiguración del Señor fue una invitación a transformar la vida desde Él, buscando identificarnos con esta familia de Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia que desde la Espiritualidad Francisco- Amigoniano nos acoge para extender el Reino de Dios. ¡Gracias, muchas gracias Señor, por amarme tanto!.
VIVENCIA SOBRE EL RETIRO COMO PREPARACIÓN A LA PRIMERA PROFESIÓN.
Que extraordinario fue la vivencia de poder encontrarme cara a cara con aquel que me ha invitado a hacer participe de esta gran aventura, que se forma en seguimiento, dejando huellas íntegras con elementos concretos que rescatan la vivencia de poder estar dispuesta a entregar “el todo por el Todo”.
Recordando la preparación del terreno, donde es fundamental preparar la tierra removiéndola, regándola, porque allí es donde se va a sembrar la semilla. Esto mismo ocurre con la experiencia fundante de nuestra identidad: lo que soy, lo que me mueve, lo que hay dentro de mi ser; entrar con profundo respeto, amor y misericordia, en aquello que llamamos tierra sagrada y al mismo tiempo que se va avanzando en el proceso ir seleccionando en cada momento los elementos que son transitorios, efímero en la vida, para poder soltar y poder avanzar en el camino espiritual.
Siento que dentro de mí misma hay un potencial increíble que genera ardor, con ideas que terminan dando frutos, si estoy abierta y sé aprovechar las oportunidades e identificando el valor de la paciencia y la perseverancia, adaptándome a los cambios para obtener provecho de ellos. Lo que al final refleja la importancia de la constancia en las relaciones.
Partiendo desde lo que somos, lo que vivimos y lo que vamos hacer; así se desarrollaron los días de retiro de preparación a la primera Profesión, encuadrando los impulsos que generan vida dentro de nuestra propia realidad y profundizando en los valores propios del Carisma, lo que movió al Padre Fundador Luis Amigó a hacer vida la experiencia del Espíritu, trabajando por aquellos que tanto lo necesitaban “los pobres”. Centrando con toda verdad y fidelidad nuestra espiritualidad en la persona de Jesús.
Fue admirable descubrir ¡Cuánta presencia, apertura, espiritualidad, oración y compasión vivió nuestro Padre fundador entorno a este nuevo estilo de vida!
Cerrando con lo que en realidad es la persona de Jesucristo desde nuestras constituciones, confrontándonos con su vida desde el carisma, espiritualidad y misión y abriéndonos a lo que nos trae cada componente vivenciado desde nuestra vida como consagradas.
El día de la celebración y vivencia de la primera Profesión, me sentía muy emocionada, alegre, nerviosa, pero sobre todo muy consciente del “SI” que le doy al Señor a través de mi Consagración. Fue un momento de especial “agradecimiento”, amor por todo lo vivido en el proceso de discernimiento, porque fueron momentos de muchas caídas, pero también de volverme a levantar para asumir el proyecto de Dios en mi y lo que exige consagrarse a Él plenamente y con total libertad.
En medio de la realidad que contemplo continuo con mucha alegría en este camino que tiene como tarea dejarme acompañar por aquel que nos ha llamado, viviendo en sinceridad cada día que Dios me regala.
Esto me motiva a caminar con esperanza sintiéndome desafiada a recrear la vida de seguimiento, dándole frescura y energía renovada, a través de un estilo de vida propio en el que experimento la gracia de Dios que me acompaña; mi deseo es que Él sea quien tome mi corazón. Hacer la profesión en la fiesta de la transfiguración del Señor fue una invitación a transformar mi vida desde Él, buscando identificarme con esta familia de Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia que desde la Espiritualidad Francisco- Amigoniano me acoge para extender el reino de Dios. ¡Gracias, muchas gracias Señor, por amarme tanto!
Hna. Eliana González Zapata, Tc