LA PAZ, LA JUSTICIA Y EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE

LA PAZ, LA JUSTICIA Y EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE

Ya no son retos, son una necesidad.

 

La paz que anuncian de palabra, ténganla en mayor medida en sus corazones (…) Pues para esto han sido llamados los hermanos y las hermanas: para curar a los heridos, vendar a los quebrantados y volver al recto camino a los extraviados. Rb.30

Hablar de paz en un mundo tan convulsionado, tan lleno de resentimientos, venganzas, ajustes de cuentas, naturalización de la violencia, es bien complejo, porque ni nosotras que tenemos como herencia la PAZ Y EL BIEN del Padre San Francisco, nos la creemos, la vemos aún como una utopía o simplemente como algo que ya no se puede dar, porque hay daños irreparables, que causaron tanto dolor,  para los cuales el perdón no es suficiente.  En este mes de la paz, mes derechos humanos, es la oportunidad para convencernos que la mejor inversión es la paz, porque sale más barata, la vida no se pierde.

Esta realidad pareciera que fuera solo externa, vista en la tele, en las redes sociales o en las famosas cadenas de whatsapp que en muchas ocasiones nos han puesto a temblar, pero esto que estamos casi que acostumbradas a ver en los diferentes medios de comunicación y algunas en los sectores donde viven, no está ajeno a la falta de paz que llevamos dentro; hay muchas luchas internas, con la historia, en la vida fraterna, donde salen a la luz, en el momento de nuestras evaluaciones, aquel reclamo que se torna súplica: debemos humanizarnos más, tratarnos mejor, querernos más.

Y es ahí donde brota aquella frase de nuestro venerable Padre Fundador Luis Amigó: La paz, es fruto de la buena Conciencia y don del cielo para los hombres de buena voluntad[1]; una conciencia capaz de reconocer que también soy responsable de la guerra, cuando sin miramientos critico, utilizo hábilmente el correo de brujas para sembrar cizañas, cuando no soy capaz de perdonar o reconocer con sencillez que he ofendido a mi hermana, a un empleado y de manera inconsciente me alejo, se acaba la confianza y me acostumbro a rezar: perdonamos como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

 Todo lo anterior me lleva a viajar al pasado, al año 2002, cuando de novicias veíamos las charlas del padre Juan Jaime Escobar (Religioso Escolapio) donde afirmaba de manera categórica, que: el perdón es un regalo que se le da a quien no lo merece[2] (momentos salvíficos para mi historia) No porque nosotros seamos superiores a los que nos ofendieron o hicieron mal, sino porque a nosotras también Dios nos ha perdonado sin merecerlo.

 Hermanas comprendamos que la paz es fruto del Espíritu Santo, que necesita acogida y práctica cotidiana y esta nace del ejercicio de estar a los pies del que es manso y humilde corazón (cfr Mt.11, 29) y no podemos hacerle el quite, si no que debemos asumir de corazón las recomendaciones del salmo 84: Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón.» Salmo. 85 (84)

Es momento de vivir a mayor conciencia, con honestidad, reconociendo que las primeras necesitadas de paz verdadera somos nosotras. De igual manera  estimular a aquellas hermanas nuestras, que después de un viaje conciliador por su vida, su historia, su pueblo, dejan un halo de paz, y tranquilidad con sus sonrisas amplias, su mirada serena y su caminar sosegado y este testimonio de nuestras hermanas es el fiel cumplimiento de lo mandado por el P. Luis: La sólida y verdadera paz solo se consigue, amados hijos, cuando se tiene con Dios, consigo mismo y con el prójimo, sin que pueda ella lograrse si no van las tres hermanadas; y esta es la paz que nos trajo y enseño Jesucristo con su doctrina y ejemplo (OCLA 880)

Otra necesidad que tenemos los pueblos de América Latina y el Caribe y muchos pueblos del mundo, es la JUSTICIA, una virtud que pedimos a gritos, porque la corrupción ha caldeado todos los estamentos y en muchos de nuestros países, no pasa nada,  cojea demasiado que aún no llega, en otros lugares está coptada por las dictaduras,  en otros se ha convertido en instrumento de vejación y muerte que en última será una bomba de tiempo.

Empecemos recordando su definición: A lo largo de la historia son varias las definiciones dadas a la justicia, pero existe una que es la común y, seguramente, universal. Es, al mismo tiempo, la más antigua: la justicia es la virtud de dar a cada uno lo suyo, su derecho. Las personas justas: El hombre justo era el comerciante que no defraudaba en la mercancía, el banquero que cobraba intereses razonables, el juez que dictaba conforme a derecho. Pero lo era, también, aquel hombre lleno de virtudes (…) [Es  decir que hoy por hoy lo que se conoce como justicia es la promulgada por Ulpiano] «La justicia es la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno su derecho»[3]

Se vale reconocer que la justicia, ha evolucionado de tal manera que se ha partido en muchos pedazos como: La justicia social (equidad en los pueblos) la justicia penal (Hacer que paguen cárcel los culpables) la justicia restaurativa que anhela un mayor logro en la sociedad, tratando de negociar con las partes, donde se reconoce la responsabilidad del delincuente, hay una reparación del daño causado a las víctimas y una comunidad en red que apoya a los que infringieron la ley (causando daños gravísimos: autores armados, narcotraficantes entre otros) a través de las segundas oportunidades dentro de la sociedad como espacio de reinserción.

Bueno nosotras sabemos que es un tema bastante amplio y delicado, porque oscila en la misma línea entre ser justos o ser permisivos, ser vengativos o esperar lo mejor del ser humano caído, proponiendo un sistema distinto, justo pero humanizado al mismo tiempo. Y es justo ahí de donde surge la necesidad de que no podemos dejarnos ganar del pragmatismo, donde en el afán de pacificar nuestros pueblos, llenamos de vejación a los que han hecho el mal o de muerte en última, queriendo acabar según nosotros con el problema de raíz (encarcelamiento de maras, muerte, falsos positivos, entre otros) porque de ser así, estaríamos actuando incluso peor que ellos, estaríamos segado por la venganza, más que por la justicia, donde la misericordia no tiene cabida.

Me surgen algunas  preguntas: ¿Quién garantiza que matar a los insurgentes es vivir de manera más justa y en paz? ¿Será que tener como animales a los presos, les va a llevar a un verdadero cambio en bien de la sociedad, o saldrán con más deseos de venganza? nosotras, cuando nos equivocamos y alguien nos humilla en vez de corregirnos ¿sentimos el deseo de cambiar, o simplemente crece el recelo hacia esa persona? La justicia implica la vida, las decisiones que se tomen, las posturas que se asuman y esto vuelve y me regresa al pasado para encontrarme con la primera audiencia del Papa Juan Pablo II, un 8 noviembre de 1978, donde expresó:

Todos somos conscientes en cierta manera de que no es posible llenar la medida total de la justicia en la transitoriedad de este mundo. Las palabras oídas tantas veces “no hay justicia en este mundo”, quizá sean fruto de un simplicismo demasiado fácil. Si bien hay en ellas también un principio de verdad profunda (…) La justicia es principio fundamental de la existencia y coexistencia de los hombres, como asimismo de las comunidades humanas, de las sociedades, los pueblos [los ecosistemas, la biosfera, la madre tierra][4]

El P. Luis Amigó en su positio, es reconocido como un hombre heroicamente justo, una virtud cardinal que vivió a carta cabal: No solo fue justo sino que extremadamente caritativo y esta caridad le llevó a respetar los derechos de los demás…Cumplió los deberes de justicia con el prójimo…A todos trataba con cariño, daba importancia a los detalles y cuando repartía cargos no había acepción de personas. (positio b. página 150-151) Ya nos dio ejemplo nuestro padre Luis, ahora hay que actuar conforme a lo que hemos recibido.

Estamos llamadas a vivir de manera justa como   la que enseñaba el papa Juan Pablo II que para que sea verdadera debe nacer de la paz es la justicia, pero una justicia entendida desde la amplitud de la palabra, no solo una justicia justiciera (vengativa) sino capaz de humanizarse a tal manera que proporcionemos y apoyemos los procesos de pacificación de los territorios; miremos de manera holística y a la vez profunda los conflictos, pidamos las luces necesaria del Espíritu para no pecar de ingenuas y de escépticas. Falta desintoxicarnos de la desinformación, dejar de lado los prejuicios, leer e investigar un poquito más y ser mujeres de esperanza, capaces de tener una mística de ojos abiertos, como de ojos cerrados  orando y discerniendo todos los acontecimientos de la vida.

 La justicia y la paz, nacen de adentro y convergen en el cuidado del prójimo y de nuestra casa común, tema que está en boga y es más que urgente es importantísimo ponerle todo la atención necesaria, porque según Naciones Unidas, América Latina es una de las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático. La región, la más desigual del planeta, también es una de las más biodiversas, con miles especies de plantas y animales únicos que corren el riesgo de desaparecer. Pero esa vulnerabilidad puede transformarse en una fortaleza, apuntan los expertos.

Quisiera traer aquí apartes de una entrevista que le hizo la BBC, a algunos miembros de la unidad de cambio climático para América Latina y el caribe:

«La biodiversidad en América Latina, de la misma forma que está afectada, puede ayudar a la solución porque existen ecosistemas que ofrecen servicios», le dice a BBC Mundo Marcelo Kork, jefe de la Unidad de Cambio Climático y Determinantes Ambientales de la Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)[5]

«Las reservas de biósfera son territorios donde se buscan formas de desarrollo sostenible, conservación y producción de conocimientos indígenas y locales para poder vivir en armonía con la naturaleza», le explica a BBC Mundo Serena Hay más de 700 en todo el mundo, 132 de ellas en América Latina.

Qué maravilla para América Latina y el caribe, el problema es que esos territorios no están protegidos por tratados internacionales, así que están a la merced de los gobiernos de turno y expuestos a la explotación humana. Ya el cambio climático no es el Coco, es una realidad ya manifiesta.

Está afectando el cambio climático a América Latina: huracanes y ciclones cada vez más fuertes en el Caribe y llueve mucho menos de lo que era habitual en países de Centroamérica —Panamá, Guatemala, Belice y Nicaragua— y también en el sur de Chile. En México, más de 20 millones de personas ya enfrentan escasez de agua. Desde el sur de la Amazonía peruana hasta Bolivia, Paraguay, el norte de Argentina y el centro y sur de Brasil se sintió una gran ola de calor en 2019-2020, uno de los tres años más calurosos de toda Centroamérica y el segundo en América del Sur. Y se registraron las peores sequías en 50 años en el Pantanal, Paraguay y Bolivia.

Hermanas hay que seguir haciendo lo poquito o lo mucho en nuestras comunidades, para aportar a la mitigación de este flagelo que queramos o no, se nos vino encima, es bueno, sacar espacios de autoformación o de lectura comunitaria, de los subsidios dados por  Jpic, por los movimientos católicos que han nacido desde la Laudato Si y sacarle tiempo al acuerdo de Escazú, el cual entró en vigor el 21 de abril de 2021 que trae algunas herramientas para proteger nuestra biosfera, a los líderes sociales, y encontrar salidas comunitarias para bajar los efectos de gases invernadero o veamos un poco de que se trata este:

   El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú entrará en vigor el día de hoy luego de agotados los trámites internos de los 12 países que lo ratificaron. Es un instrumento regional de gran importancia jurídica en materia de información, participación ciudadana, acceso a la justicia y protección de defensores de derechos humanos en materia ambiental. [6]

Así que, no nos dejemos engañar por esos medios  de comunicación, que por intereses económicos, no dan con objetividad y verdad los reportes y noticias de las cuales necesitamos más claridad y menos tergiversaciones. Y por último, para no alarmarnos, pero sí tomarlo en serio:

El Banco Mundial calcula que en América Latina habrá hasta 17 millones de desplazados por el cambio climático antes de 2030. Por eso se necesita una acción conjunta. «Aquí no estamos hablando de un bien de país, ni de un bien de una pequeña comunidad. Acá estamos hablando de bienes comunes globales», dice Kork. «Esta situación va a ser cada vez más impactante si no actuamos todos», advierte. El mayor problema es que siempre vamos a lo urgente y no lo importante, hasta que lo importante se convierte en urgente», añade. «La sociedad, los gobiernos y las instituciones en América Latina tienen la capacidad de hacer un manejo adecuado y buscar soluciones con compromisos concretos y establecidos».

Hermanas ayer como hoy, nuestra Congregación- Provincia, está llamada a marcar la diferencia, viviendo con más fe en la providencia de Dios, también con más ahínco los compromisos asumidos, recuperando la esencia de ser mujeres del Espíritu, osadas, profundamente soñadoras de un mundo mejor, más justo, equitativo, en paz y en fraternidad con la creación. Aunque se avecinan tormentas, que la paz que hemos recibido de parte de Dios, en los espacios de oración, de compartir fraterno y la Eucaristía, nos sirvan de soporte para luchar por la justicia y la  conservación de la casa común.

 

 

[1] OCLA 252

[2] https://youtu.be/72VrfbTGuI8  cómo perdonar de corazón. Padre Juan Jaime Escobar

[3] http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/1/deryso_2000_1_319-326.pdf

 

[4] https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1978/documents/hf_jp-ii_aud_19781108.html

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59001683#:~:text=%22La%20biodiversidad%20en%20Am%C3%A9rica%20Latina,de%20la%20Salud%20(OPS)

[6]https://www.argentina.gob.ar/ambiente/contenidos/escazu#:~:text=El%20Acuerdo%20de%20Escaz%C3%BA%20tiene,como%20la%20creaci%C3%B3n%20y%20